Nadie me puede hacer cambiar de idea cuando se me Pone Algo
en la Cabeza. Así soy: tozuda, intrépida, imbatible. Nada pudo impedir que me
enrolara cuando todo parecía Volverse en mi Contra. No tenía preparación
suficiente, los soldados me faltaban el respeto, desconfiaban de la índole de
mi decisión. Dudaban de mi estado virginal; me sugirieron que me sometiera al
mismo examen que Juana de Arco. Creían que era yo una simple ramera, de las que
siguen a los batallones. Y yo nunca he sido mujer de esas que siguen a los
hombres. A mí me gusta estar en Primera Fila, o por lo menos luchar Codo a Codo
con ellos. Sólo cuando me vieron pelear como uno más del batallón y destrozar
al enemigo con mi carabina me dieron un reconocimiento unánime y el trato que
yo esperaba. Por otra parte, pensando en mi desventaja original y recordando a
Juana, obligada a travestirse para hacer valer su Don de Mando, podría
modificarse la ley que hace obligatorio
sólo para los hombres el servicio militar. Con Carta de Ciudadanía, ceñidas a
los derechos y deberes que otorga la Vida Cívica, merecemos las mismas oportunidades que garantizan el
ingreso a la Vida Militar: buena salud, arrogancia y aptitudes para asumir Las
Dos Caras de la Misma Moneda: Obediencia Debida y Don de Mando; hombres y
mujeres tenemos derecho a un trato justo y lo justo es que la instrucción
militar sea, o una imposición para ambos o el resultado de una libre elección.
Y si alguna vez pasara que los postulantes voluntarios disminuyeran tanto que
significara la extinción misma de la institución castrense, querría decir,
poniéndose en un caso hipotético, que el conjunto de la sociedad habría optado
por el pacifismo. Pero ahora sobran postulantes interesados en la aventura de
la guerra; unos con más o menos desarrollo muscular que otros, con mejor o peor
puntería, con mayor o menor vigor, fuerza y resistencia. En todo caso cualquier
insuficiencia física puede ser suplida con la gran variedad de armas que el
mercado pone a nuestra disposición: corvos, yataganes, fusiles, bayonetas,
metralletas, espadas, armas blancas, como espadines, dagas, sables, o armas
modernas como el lanzallamas o la bomba de racimo. No hay nada más apasionante
que optar por la Vía Armada para imponer a los tímidos e irresolutos las
bondades del nuestro Sistema.